domingo, 17 de enero de 2016

Grietas en el alma de Munch

"En mi arte he intentado
explicarme la vida y su sentido"


El arte es probablemente el único instrumento capaz de mostrar al ser humano lo que ocurre en su intangible interior. Ayer atravesé una galería de emociones que Edvard Munch (1863-1944) dejó grabadas. Ochenta obras que han pasado por Madrid revelando las obsesiones de este prolífico autor del cual se ha escrito mucho. Me limito aquí a dejar constancia de la huella que me ha causado la visita; mis impresiones de sus expresiones.

Frente a sus cuadros se siente una pulsión.
Pura energía que nos desvía hacia el sentido interno de la obra.
Consigue atraparnos y descarga la ondulación de un pensamiento,
el desgarro de unos trazos neuróticos.

Atraviesa la superficie del lienzo
incorpora el ruido del hombre contemporáneo.
El ruido que ahoga los silencios necesarios
para la comprensión del mundo.
El ruido que ocupa el espacio
entre una nota de música y la siguiente.
Es un ruido exterior que destruye la secuencia de los sentidos hasta llegar adentro y provocar un ruido interior ensordecedor.
Un ensimismamiento, que es a la vez lucha contra el orden.
No es un caos, sino una masa de sonido.
 
Munch lo concreta  en sus pinturas y xilografías
como Penderecki y Stravinsky en sus composiciones musicales.

Esas notas adyacentes tocadas al mismo tiempo.
Esos violines tocados por el lado "erróneo" del puente.

Alcanzando la profundidad con estridencias amarillas, espirales, gritos, y oscuridades de noches insomnes.

 

 
Decía que le había tocado vivir en "un mundo en transición",
y en él parecía sentirse perdido y vacío.

 
Nadie queda impasible.
Nos produce rechazos, preguntas.
Despierta una imaginación jeroglífica
y una búsqueda de significado. Es existencialista.
Está llena de las incertidumbres del hombre moderno.
Sus cuadros parecen grietas en el alma
que nos muestran sus miedos recurrentes,
ante un mundo que lo devora,
un mundo cambiante que no le permite afianzarse en él.
Un mundo en el que teme a las mujeres
a las que representa con cabellos de fuego
que hacen arder los bosques antiguos de las costumbres
hasta convertirlos en cenizas.
 
Con distintas técnicas, y a lo largo de su vida, los temas de sus cuadros son recurrentes. Parece como si la repetición fuese un instrumento en su búsqueda de sentido


  
"No pinto lo que veo,
sino lo que vi"
 
Y mucho de lo que veía eran máscaras y monstruos.
 
Al ver este cuadro recordé esos personajes solitarios de Hopper.


Con lo aprendido en sus años en París y Múnich - con claras influencias de Van Gogh, Gauguin, Cezanne y Matisse - se vuelve a Noruega, su tierra natal. Y allí, se vuelve luminoso al final de su carrera.

Sí, este es un cuadro de Munch.
¿Quién no recuerda un cielo parecido de un pintor holandés?


 
VISITA LA SECCIÓN: ARTE
 
Listado de obras por orden descendente:
Modelo junto a la silla de mimbre
Madonna (detalle)
El asesinato
Tras la caída
La mujer vampiro
Cenizas
Desnudo femenino de rodillas
La niña enferma
Mujeres en el puente
Niñas en el puente
Noche estrellada

2 comentarios:

  1. Me encanta, hermanita. ¡Cómo me gusta asomarme a esa ventana desde la cual nos regalas una realidad dibujada de tanta belleza! Te quiero y te extraño.

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    1. Y yo a ti también Javi. Te extraño y te quiero. Gracias por visitarme a través de las ondas y decir cosas tan dulces.

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