martes, 28 de junio de 2016

El silencio se hizo cuando sus labios se encontraron, de Toni Grimaldi

Es un libro pequeño - de los que caben en el bolsillo y puedes llevar muy cerca - pero está lleno de palabras grandes a las que abrazar, lleno de sentimientos universales intensos que - como autor - el poeta hace suyos y que a cada lectura improvisa un nuevo poeta-lector. Se desgarra con la misma fuerza con la que levanta el vuelo, lo mismo duda que planta cara a la incertidumbre y no se deja avasallar ni por el propio sentimiento. Es una poesía que le planta cara a sí misma, tan valiente que vuelve a los clásicos, a la cadencia, y a la rima.
El silencio se hizo cuando sus labios se encontraron. Poemario de Toni Grimaldi. Ilustración de Sara Monzón.

Joven, poeta, estudiante de Neurociencia y Psicología en la Universidad de Aberdeen  (Escocia) -  Toni Grimaldi nos sorprende en su primer libro El silencio se hizo cuando sus labios se encontraron ( Ediciones En Huída)  con una voz y unos versos sinceros que denotan una personalidad enérgica y comunicativa, fruto de una vida forzosamente nómada,  que se revela en una poesía viva y apasionada - una poesía que habla de amor y de distancia.
Recogemos uno de los poemas del libro y agradecemos al autor que nos haya permitido compartirlo.
Poema 6.
Mágico el momento que escondido en tus paredes
se derrumban los cimientos
desgastando los relieves,
y en el fondo en blanco y negro
se aparece una sonrisa, y unos labios,
que si no ando equivocado
y mi memoria aun no falla
juraría son los tuyos,
abrazándome a besarlos.
Y allá voy en estampida,
arrastrando media vida que sin tiempo de reposo a mi piel
                                                              {vive enraizada.
En carrera a trompicones
me derrumbo y me levanto y aun me vuelvo a desplomar.
Las astillas se acumulan en mi corazón quemado,
que habituado a las caídas las acepta con agrado.
Ya me acerco a tu sonrisa y ahora dudo,
cómo pudo ser tan fácil alcanzarte,
si tu encanto siempre estuvo en escurrirte entre mis dedos
cuando menos lo esperaba,
deshaciendo mis anhelos
de una vida reposada.
Descansar al fin de noche,
amanecer a tu lado, sonriendo de alegría.
No sentirme desahuciado.
Y al llegar a tu sonrisa,
y a esos labios,
reconozco el viejo truco del espejo deformado,
que en sus curvas miserables ahora estoy yo reflejado.
Un esbozo de mis rasgos me recuerda a los ausentes,
invadiéndome en nostalgia y arañando mi coraza.
Atorado en el pasado me retuerzo como puedo para al fin
                                                               {alzar el brazo,
y de un golpe delicado
el espejo hecho pedazos.
Ya de nuevo, en libertad,
me despierto en esta cama y respiro el aire puro.
El espejo está en añicos,
y por fin puedo volar.

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