El manto verde y rojo de los acantilados de Asturias |
y la sumerge en el azul Cantábrico |
los senderos entre maizales |
los asturcones robustos |
y los caminos se aventuran tierra adentro |
o van a parar entre calles pobladas de camelias y hórreos |
hasta encontrar un jardín donde dormir |
Leer hasta que el sueño te rinda
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del día despejado |
de la fiesta |
de los paseos entre sendas de hortensias azules |
y pasar junto a una pastelería de cuento, como los frutos de sus dulces. |
He podido descansar por todas esas cosas, pero también por la compañía, y por la alegría de una persona que convierte su secreto hotel rural de Cabo Busto en una casa llena de encanto.
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Fotografías y textos de Lucía Alcina
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