miércoles, 28 de febrero de 2018

Cielos de Portugal: Castelo Mendo

Nunca vi un cielo igual. Comenzamos la ruta muy temprano. Estábamos en Ciudad Rodrigo y queríamos cruzar la frontera al amanecer. A esa hora el cielo estaba cubierto por una duna de nubes de color azul cobalto que prensaba la tierra y delineaba perfectamente el horizonte de Portugal hacia el que nos dirigíamos.

Nos perdimos por una carretera estrecha flanqueada por huertos donde los agricultores trabajaban su tierra y por la que íbamos despacio adelantando tractores apostados en las cunetas hasta llegar a nuestra primera parada, Castelo Rodrigo. El cielo empezó a abrirse y nos dirigimos hacia Almeida. Yo iba haciendo fotos desde la ventana del coche porque no podía dejar de mirar ese cielo en el que las nubes habían tomado cuerpo y se desplegaban como un ejército de caballería andante sobre un mar en calma.

La tierra estaba muda, con la boca abierta ante el espectáculo, y eso honraba a la tierra que parecía un niño con el sol reflejado en el rostro. Terminamos la ruta de las aldeas medievales en Castelo Mendo y la luz del atardecer pintaba los muros de las ruinas con el color de los párpados cerrados en un día de verano. Estábamos a mitad de Febrero, y en una única jornada el cielo nos brindó todas las épocas del año.


Fotografías de Lucía Alcina



Fotografías de Lucía Alcina











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Fotografías de Lucía Alcina









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